Temprano comienzo de temporada por parte de Nesss.
Asistentes: El portugués, Julio, y Nesss
Previo
Llegamos todos puntuales a la hora acordada (20:30).
Sidrería
Sidreria de cuatro kupelas metálicas adentro (una de ellas vacía ya) y cuatro de
madera, con capacidad para 300 personas en esa sala y 40 más en el anexo. Arriba
tiene bar, restaurante y discoteca. Donde estábamos tienen cafetera, licores,
frigorífico e incluso un futbolín!! Afuera, dos kupelas más de las que nos
abrieron una y no esperamos más de la rasca que hacía. Aunque el segundo plato
típico de esta sidrería son los cogotes de merluza, ante la insistencia del
portugués pedimos bakalao con pimientos. Parece que no se lo esperaban y se
notó. El camarero nos abre y nos dice que abramos las kupelas sin problema,
incluso cambiando el abridor de grifo/kupela, así que le tomamos la palabra. Una
mesa de 22 personas y la nuestra, y es que abrieron la víspera y se nota la
crisis. Cada comensal contaba al principio con vaso,
cuchillo, tenedor, dos platos lisos (uno encima del otro) y servilleta de
paño. Antes del primer plato uno de los de al lado se nos pega sonriente
porque confunde a Julio con un salesiano. Aún así nos señalaron varias veces
diciendo que se parecía un montón y más tarde nos insistieron a ver si éramos
curas, vaya perra!!
Para comer, una tortilla de bacalao riquísima (lo dijo el portugués), tres
tajadas de bacalao con pimientos verdes y cebolla (un poco crudos por dentro y a
falta de una pizca de sal pero dejaron un salero al lado), dos txuletones (en su
punto el primero y poco hecho -incluso para el gusto de Julio- el segundo, por
lo que pedimos que nos lo hicieran un pelín más), queso troceado, nueces y dulce
de manzana (escaso al principio pero luego al pedirles más nos dieron para una
boda), y dos cafés. Total (10% de IVA incluido): 95,70€, es decir, 28 € cada
incluyendo 1€ cada café y que nos cobraron uno de más, pero como nos dieron
txupitos gratis (dos de orujo blanco y los que quisieramos de patxarán kashero,
ya que nos dejaron la botella) no nos quejamos.
El duelo al futbolín luso-cántabro (portugueses todos para los de Santander
capital, y es que los de Torrelavega...) cuenta incluso con un gol de la mano de
Deus. La sidra en general bien hecha y rica; excepciones: una metálica de dentro
(muy afrutada) y la de fuera (para los borrachos de los sábados). Al final, el
cocinero pasó de los fogones y estuvo socializando con ambas mesas. Luego nos
costó un triunfo que nos cobrasen la factura. Para las 23:15 ya nos fuimos y,
pese al tema de la factura, fuimos los primeros.
Epílogo
Se notaba que era el comienzo de temporada y éramos pocos, por el exquisito trato
que nos dieron. La media de edad bajaba algo gracias a nosotros. No es mala
señal. Según el portugués, la mejor sidrería a la que se le ha llevado.